En la entrada anterior, comentamos sobre los beneficios que genera para una empresa o contribuyente contar con una estrategia de planificación fiscal. En esta ocasión, queremos contarle cómo se puede crear una estrategia de este tipo.
Lo primero que se debe realizar es un análisis detallado de la estructura, actividades, y condición actual del negocio.
Este análisis permitirá conocer la realidad que vive la empresa.
A partir de los resultados encontrados, se podrá desarrollar la estrategia que se aplicará.
La planificación fiscal es una herramienta que deberían aplicar todas las empresas, tanto grandes, medianas y pequeñas, en todos los sectores económicos.
La implementación y ejecución de estas estrategias deben realizarse durante todo el año. No solo en momentos específicos.
De este estudio inicial, aunado a la ejecución correcta de la estrategia, es que dependerá el éxito de la planificación fiscal que se realizará para el negocio.
Esto porque cada empresa tiene sus características peculiares que deberán tomarse en cuenta para un mejor aprovechamiento de la estrategia
Una vez realizado el diagnóstico inicial, el asesor fiscal debe establecer, mediante recomendaciones, la estrategia que se aplicará para lograr las mejoras en el aspecto fiscal que vive la empresa en la actualidad.
Esto principalmente cuando la Administración Tributaria realiza cambios fiscales y de criterios.
Esto porque las empresas son cambiantes y con una estrategia fiscal continua las organizaciones podrán tener una toma de decisiones más efectivas y dinámicas,
lo que les permitirá ahorrar dinero de forma legal en el paso de sus responsabilidades fiscales.
Una recomendación final es que, dentro de la planificación fiscal, se debe incluir el estudio de precios de transferencia.
Ello porque existen muchas estructuras entre compañías del mismo grupo que realizan transacciones entre ellas.
Precisamente, tienen que cumplir la obligación de mantener estas transacciones a valor de mercado.